sábado, 19 de julio de 2014

De Queralbs a Nùria por el camí vell

Tras una noche de tormenta y un desayuno flojillo en el camping de Ribes de Freser, nos hemos dirigido a Queralbs, último pueblo al que se puede acceder en coche. Allí hemos aparcado en el parking de la estación del tren de cremallera, opción bastante más cómoda para disfrutar del valle donde está ubicado mi santuario, bueno más exactamente el de la virgen de Nùria.
Me hace ilusión comenzar el ascenso (¡1030 m. de desnivel!) de un valle que lleva mi nombre, ni yo misma sabía que era tan importante. Bromas aparte, partimos de la estación cruzando la via del tren y comenzamos la subida por el GR-11, una senda sombría y angosta: en algunos lugares la vegetación casi se apodera de la senda.
Las últimas casa de Queralbs nos llaman la atención por su construcción de piedra y sus tejados de pizarra; algunas están muy bien restauradas y realmente cuidadas.
Enseguida cruzamos la carretera Queralbs-Fontalba para retomar la ruta al otro lado de la carretera.  El tren cremallera nos sorprende de vez en cuando con su silvido al salir de los túneles.
Más adelante, a la derecha de la senda, sale otro camino a Nùria por "la Roc del Dui", pero lo dejamos para el regreso y seguimos por el mismo camino, el más transitado.  Descendemos hacia el río Nùria, que ya empieza a ofrecernos un bonito y refrescante espectáculo de cascadas. Cruzamos el riu por un puente románico (Pont de la Cremal) que nos lleva a coger la senda al otro lado del río.
En ese punto, la senda se junta con otro camino que viene de Queralbs por la parte izquierda del cauce, desde Daió. Seguimos ascendiendo por ese lado hasta llegar al cruce donde llega la variante por "la Roc de Dui". El paisaje resulta entretenido, más aún cuando vas reconociendo muchas de las flores y plantas a los lados de la senda: variedades silvestres de claveles, violas, lobelias, rododendros...
Pronto nos sorprende una cascada llamada "cua de cavall" (cola de caballo) ¡de postal! El agua cae con tanta fuerza que produce un efecto aerosol, si te quedas un buen rato allí sales bastante fresquita.  
A un centenar de metros de nuevo hay que cruzar al otro lado del río y del tren de cremallera. En esta ocasión se trata de un puente sobre el río y bajo la vía del tren cremallera, uno de esos que tanto me gustan a mí: de madera, con unas rendijas bien anchas para dejar ver bien lo que va por debajo y un cable a un lado por si te da un poco de "yuyu"... .
Tras pasar este obstáculo como una campeona (no tiene ningún peligro, pero es que yo soy una "cagada"), ascendemos el último tramo hacia el santuario de Nùrias un tramo exigente pero cómodo (incluso a veces con escaleras). El punto más alto, un mirador, ofrece unas bellas vistas de la pradera, el embalse y las montańas más altas que se avistan desde allí. Una vez en la pradera primero nos dirigimos a la ermita a ver la virgen. La pared está recubierta de placas de piedra con "Nùrias" de todas partes y un año 1951.
Hay varios servicios en la pradera: un chiringuito para tomar algo o comprar comida rápida, excursiones a caballo o en pony, una granja con gallinas, gallos, conejos, pavos, gansos, ocas y burros (únicos animales que hemos visto en el recorrido, quitando alguna que otra lagartija), hotel, restaurantes, santuario, alquiler de esquís, guías de montaña...
En el santuario, hay un lugar para las que tienen problemas de fertilidad... Se trata de la famosa Olla, donde hay que meter la cabeza y esperar. Parece que en mí no ha tenido mucho éxito, bueno, al menos por ahora...
El próximo ascenso que hagamos al santuario de Nùria será para coronar los picos Noufonts y Noucreus, por lo que haremos este trayecto hasta el santuario en el tren cremallera para quitarnos 3 horas de ascenso.

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