sábado, 25 de julio de 2015

Aratz desde Araia

Atravesamos Araia y dejamos el coche en  el entorno de la fábrica en ruinas de Ajuria y Urigoitia. Fundada en 1847, fue la primera fábrica siderúrgica de Euskadi, junto con la de Santa Ana de Bolueta en Bilbao. Funcionó hasta 1985, cuando sus propietarios decidieron cerrarla, dado lo obsoleto de sus instalaciones. Ahora solo sirve para guardar ganado. 
Desde allí tomamos la senda que enseguida nos llevará a la mítica cuesta de las vagonetas. El sendero está perfectamente balizado y con postes indicadores. A la izquierda dejamos la cima de San Miguel. A la derecha dejamos el sendero que nos llevaría al nacedero del Zirauntza o Iturritxaran y más arriba el sendero que nos conduciría al Allarte.
En la fuente Iturriotz nos encontramos un paisano que está haciendo llenando de agua un montón de garrafones. Están restaurando la borda de Azkasaroi (o cabaña del Tuerto). Menudo susto nos dio el perrazo que le acompañaba!


Nada más llegar a la campa de Azkosaroi podemos divisar la cabaña del tuerto, aquí giramos hacia la derecha, justo en dirección contraria a San Adrián. 
Tras hacer cumbre en el Elurzuloak (1430) y en el Aratz (1443), descendimos por la vertiente Gipuzkoana rumbo al Allaitz (1237). Desde allí nos dirigimos a Araia pasando por el nacedero del Zirauntza, terminando así una recomendable circular.

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domingo, 12 de julio de 2015

Gorbeia desde las canteras de Murua

¡Ya era hora de que Arabamendi subiera a la cruz del Gorbea! Para la ocasión elegimos subir a este emblemático monte desde las canteras de Murua. Salimos temprano, pues el día se preveía caluroso... Tras llegar al pueblo de Murua, tomamos la carretera (¿?) de las antiguas canteras... Pasamos por la cueva de Zubialde, otrora "capilla Sixtina del arte paleolítico"... Para las 7,30 ya estábamos en el aparcamiento.
Antes de llegar al parque infantil de las canteras, desde el mismo parking, cogemos un camino a la izquierda que está bien señalizado. Pasamos por Peña Itxina, que nos ofrece una buena perspectiva aérea del parque infantil y de la cueva Batasuna Zuloa, donde Eduardo pasó allá por finales de los 70´s una buena temporada espeleológica... La verdad es que merece la pena madrugar... Con el fresco de la mañana se sube más ligero.
Enseguida dejamos el camino que lleva a las cuevas de Mairulegorreta a la derecha y seguimos subiendo. Hay un par de pendientes con piedra suelta que no son cómodas para las articulaciones un poco tocadas.
Cuando desaparecen los árboles y llegamos a un sendero que transcurre entre helechos, encontramos una fuente a la derecha. Los brezos están en flor y dan un toque espectacular al paisaje. Un poco más adelante, llegamos a la zona de Egillolarra, donde las plantas de los arándanos nos obsequian con sus frutos. A cierta altura, tienen más fruto que más abajo; al parecer la altitud es determinante para que fructifiquen.
Seguimos por el sendero, que transcurre ahora con menos pendiente. Hasta ahora las nubes han estado por encima nuestro, pero a partir de este momento empezamos a penetrar en una niebla baja que de vez en cuando deja ver el cielo azul. La cruz aparece y se esconde de nuevo. Ya casi hemos llegado.
Nos adelantan unas jóvenes que confunden a Eduardo con Brad Pitt... desde ese momento queda rebautizado como "el Brad Pitt del Gorbea".
Una vez en la cruz el sol brilla que da gusto, pero lo único que vemos es un mar de nubes en todas direcciones. Tras un trago de agua y unas barritas energéticas nos disponemos a bajar.

En Gopegi, en el Artzegi, nos esperan nuestros ansiados huevos fritos para almorzar. Esta vez, por cierto, unos huevos sin parangón.









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sábado, 4 de julio de 2015

Zuia bira 2015

En esta edición la Zuia-bira 2015 ha ofrecido un menú de tres recorridos: rojo de 42 km. azul de 33 y verde de 24. No hace falta conocernos mucho para adivinar qué recorrido hemos elegido para nuestro grupo. Pues sí, el más corto. El domingo se preveía caluroso, más de treinta grados y sabiendo que el calor no es bueno para los bombones, evidentemente no podíamos arriesgarnos a estropearnos.
La Zuia-bira ha empezado en el bar Plaza (donde desapareció mi gorro, o mejor dicho, el gorro de mi vida), como es debido, con un cafetito mañanero a las 8:00 de la mañana. A las ocho y medía tras pasar por la adscripción y saludar a nuestros mayores contrincantes (esos habitantes de Guillerna) hemos salido felices y contentos. 
El invierno ha sido perezoso y la primavera un poco astémica así que hacia tiempo que no nos calzábamos las botas. La primera parte, desde Murgia hasta el Parketxe, ha sido tranquila, veíamos como nos adelantaban sin ningún pudor. Enseguida ha comenzado el ascenso por el camino hacia las Burbonas...
Bajo la sombra de las hayas el paseo era agradable. En la primera Burbona, tras las fotos de rigor y la visita al aliviadero (o meódromo), seguimos el camino hasta el cruce de Garrastatxu, pero virando a la derecha por un claro donde el sol empieza a calentar.
Enseguida llegamos al primer control y avituallamiento, donde rellenamos el buche. Los habitantes de Guillerna están controlados, y aunque salen antes que nosotros, conseguimos alcanzarlos.
Pasamos por el puente de Arlobi y cabaña de pescadores, seguimos hasta Aldarro y comenzamos a pensar en la cuesta del Berretín, que aunque este año es más corta, no deja de ser insufrible: un cortafuegos sin ningún atractivo que hacia las 12 de la mañana no es el mejor plan que se me ocurre para esas horas. ¡Con lo bien que estaríamos en una terracita a la sombra tomando un refrigerio!
Pero ser miembro del club de los Mendigüeveros es lo que tiene, para poder comerte un buen par de huevos primero hay que sufrir; así esta escrito en los estatutos y así se te lo contamos. Al final de la cuesta tomamos hacia la derecha, estamos solos, no vemos a nadie. Entonces, aflora otra de nuestras cualidades indiscutibles (la inseguridad). ¿Nos habremos perdido? Marcas ya vemos, pero qué raro que no veamos a nadie... a ver si hemos cogido mal el camino y vamos al revés...
Todas las paranoias inimaginables que os vengan a la cabeza nos asaltan a nosotros. Al llegar a la confluencia con la bajada del recorrido largo vemos a lo lejos a los de Guillerna (¡otra vez!) que nos habían pasado... Bueno, algo normal si tenemos en cuenta que van dopados, con una sobredosis de bota...
Ya estamos llegando a Markina, por tanto cerca de la meta... Es la hora de que Jordi y Eduardo canten el himno del grupo: "es una lata el trabajar, todos los días tenerte que..." El calor hace estragos en el cerebro, y alguno se cree que es el ganador de la Zuia Bira.
Seguimos hacia Sarria y ya comenzamos a ver los huevos fritos más cerca. Entramos en la meta, los primeros después de los anteúltimos y nos obsequian con un litro de leche entera y un botellín de agua.
Ahora empieza la verdadera fiesta, con un par, ¿he dicho un par?, no, con dos docenas, una cocinilla de gas y unas txistorras nos instalamos en la plaza del pueblo para concluir la Zuia-bira con arreglo a nuestros estatutos, comiendo un par de huevos fritos con txistorra esta vez.

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viernes, 1 de mayo de 2015

Garganta de los infiernos

En el bonito enclave del valle del Jerte, realizamos una ruta circular denominada  "Garganta de los Infiernos", que en realidad no es tan terrible como su nombre puede dar a entender.
Comenzamos la excursión desde un parque al lado de un camping 2 km. Antes de llegar a Jerte. Desde este punto parten varios recorridos que están señalizados. Desde el aparcamiento comenzamos a subir por un robledal.
Enseguida llegamos al paso sobre el río Jerte que ofrece unas preciosas vistas de la garganta. El río baja por entre rocas redondeadas que van formando pozas.  Tras cruzar este puente el camino transcurre por el otro lado paralelo al río pero dejándolo cada vez más abajo.
La lavanda estaba en flor y daba un tono morado a las laderas. Llegado un punto hay un indicador que nos confunde. Si seguimos hacia arriba el recorrido se hace un poco mas largo y vuelve a dar al mismo sitio.
Pero decidimos seguir adelante cruzando un arroyo, que en esta época del año lleva bastante agua y resulta un poco complicado.
Sin percances, seguimos por el sendero que nos lleva hasta otro puente en el que volvemos a cruzar  el río Jerte y volvemos a ascender por la ladera. Una vez arriba bajamos en dirección al pueblo. El descenso se hace eterno por una pista.
Pronto se empiezan a ver los cerezos que ya no están en flor; tienen alguna cereza verse aún. El resto del recorrido sigue siendo una pista de cemento que transcurre paralela a la carretera hasta llegar de nuevo al aparcamiento, donde refrescamos el gaznate y nos comemos unos buenos morros a la brasa.








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miércoles, 29 de abril de 2015

Parque y castillo de Monfragüe

El castillo de Monfragüe es sin duda el monumento más conocido y visitado del Parque de Monfragüe. Las vistas desde la torre del homenaje son espectaculares. Los diferentes itinerarios que recorren el parque parten del centro de interpretación, donde hay algunos bares y alojamientos. Existen tres caminos: verde, amarillo y rojo. Nosotros seguimos el rojo que nos lleva al Castillo.
Desde el parking, caminamos hacia abajo, dejando a un lado unas construcciones que en realidad son bungalows. Seguimos por un camino bien señalizado hasta llegar casi a lo alto de la carretera. Allí volvemos a descender hasta el río Tiétar.


En algunas épocas el itinerario se puede hacer cruzando el río por el  Puente del Cardenal. En otras,  el puente se encuentra bajo las aguas del Tiétar, por lo que no hay otra que cruzar por el Puente del Francés, ya sobre el Tajo. Al final de dicho puente, lugar donde confluyen Tiétar y Tajo, comienza el sendero que asciende hasta el castillo.

El sendero asciende entre arbolado y es bastante sombrío. De vez en cuando, encontramos algún alcornoque al que han retirado la corteza.  Pronto el arbolado disminuye y comenzamos a ver la cumbre más rocosa; sobre las rocas se asientan varias construcciones: una pequeña ermita, una torre y una pequeña fortaleza. leyenda del salto del gitano.
El lugar estaba lleno de estudiantes que habían llegado de excursión. Entre ellos tuvimos al oportunidad de escuchar la
Por increíble que parezca, allí arriba, al lado de la ermita, había un puesto de refrescos, helados caseros y chuchea. Tras la degustación de sendos cucuruchos de helado, comenzamos el descenso por el mismo camino por el que habíamos llegado. Hay otro descenso que baja por una escalinata hasta otro parking y que lleva hasta la carretera donde está el salto del gitano, lugar muy frecuentado por ornitólogos y aficionados a las aves.








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miércoles, 8 de abril de 2015

Atxabal desde Ametzaga-Zuia

Este es el paseo que utilizamos en plan entrenamiento. La mayor parte transcurre por asfalto lo cual es una ventaja cuando hace mal tiempo, es decir casi siempre, ya que no llegas a casa lleno de barro hasta las orejas. El paseo de ida y vuelta, a paso rápido, dura más o menos dependiendo de la longitud de pierna, una dos horas. Es una buena opción para sudar un poquito y hacer un poco de cardio subiendo cuestas. El record de zapateando desde casa al santuario está en 1h. 22 m., siempre y cuando hagas la bajada trotando.
Desde la iglesia de Ametzaga y cogiendo a la izquierda la parcelaria asfaltada que va hacia Bitoriano, podemos encontrar en esta época lagartos zuianos tomado el sol a las orillas del camino. Tienen un colorido espectacular. A los lados en los prados, sobre todo en primavera siempre hay vacas con algún ternerillo casi recién nacido.
Al pasar el alto de Azkan y llegar abajo giraremos a la izquierda y enseguida pasaremos el rio Bayas. En primavera en las tierras colindantes los narcisos silvestres tiñen la pradera de amarillo.
Seguimos de frente y entramos en Bitoriano en una calle de chalets donde todos los perros te saludarán al pasar. Al final de la calle, hay un caserío que tiene un gran rebaño de ovejas y algunas vacas.
También está el caballo pinto que siempre me recuerda al señor Wilson, el caballo de Pipi Calzaslargas. En este punto volvemos a girar a la izquierda tomando la carretera "general" que va desde Bitoriano hasta Lukiano.
Seguimos por la carretera dirección Bitoriano hasta encontrar el cruce que sube al santuario de Oro. Enseguida las piernas empiezan a quejarse; aproximadamente 2 kilómetros de subida sin apenas descanso.
A kilómetro y medio más o menos encontramos un cruce a la izquierda que no cogemos ya que acabaríamos en Domaikia. Seguimos recto y tras pasar un paso canadiense, sabemos que nos queda la cuesta más dura de todo el recorrido.
Al llegar al primer parking, lo más duro ya ha pasado y enseguida divisaremos el santuario.
Al llegar al santuario lo rodearemos y subiremos hacia el cresterío por las rocas.
La cima es fácil de ver, pues hay instaladas unos repetidores de televisión que no pasan desapercibidos. Siguiendo el cresterío no hay pérdida. Al fondo podemos ver (si no hay niebla) las cimas de Gorbeia y Anboto.
Para la vuelta optamos por el camino que baja por detrás y que va  a dar al santuario también. Esta es una zona con  muchas vías de escalada.
En el santuario, se puede refrescar el gaznate en la fuente o bien en el bar/restaurante Atzabal. Os recibirá un mastín muy mimoso (se llama Kius, pero es mejor llamarlo "quitaKius" para que se aparte) que sólo se pone nervioso cuando suenan las campanas del santuario.