domingo, 17 de abril de 2016

San Tirso desde el santuario de Okón

Desde el pueblo de Bernedo en la falda norte de la Sierra de Cantabria, nos desviamos hacia la ermita de Okon, donde aparcamos. 
Cruzando el parque y dejando los columpios a nuestra derecha se vislumbra el camino que asciende, al principio fuertemente. Enseguida nos encontramos con el primer cruce que indica hacia San Tirso y hacia el puerto y seguimos ahora ya en el bosque. 
Los boj típicos de la montaña alavesa flanquean ambos lados del camino junto a las hayas. El camino asciende y llegamos a otro cruce que indica hacia abajo a los caleros y a nuestro objetivo hacia arriba. Seguimos subiendo, el sendero se estrecha y comienza a zigzagear siempre a la sombra.
A izquierda y a derecha salen algunos senderos bien señalizados que llevan a puertos que habrá que investigar algún otro día, o a Villafría otro de los pueblos desde donde se puede partir hacia San Tirso.
Ya prácticamente arriba, nos damos de frente con un gran peñón (el “bonete de San Tirso”) el cual bordeamos y desde allí divisamos ya la cima.
Tras el bonete pasamos al lado de otra peña en la que está incrustada otra ermita, que puede servir de refugio, pues está abierta.

A partir de este momento, empieza la trepada hacia la cumbre. Todos los sentidos concentrados en los pasos para evitar cualquier caída, que en un terreno tan rocoso siempre es peligrosa. 
Al llegar a la cima nos espera un gallo que descansa sobre el buzón del pico. Al sur se puede ver La Rioja Alavesa e incluso el pico San Lorenzo, nevado en esta época. Al norte se ve el Gorbea y toda la Montaña Alavesa. El día no está nítido del todo pero las vistas son buenas. 
La cima es muy rocosa y apenas hay sitio para acomodarnos todos los que hemos subido... Al sur hay un corte impresionante y sopla el viento frío del norte, así que comenzamos el descenso.





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