Después de un primer intento fallido en el mes de abril, teníamos una cuenta pendiente con algunas rutas del Valle de Tena que parten del refugio Casa de Piedra, en Baños de Panticosa.
En efecto, llegamos a tierras oscenses con la idea de hacer a nuestro aire (es decir, al revés y en dos o tres días) la etapa 12 del GR11, concretamente la etapa que discurre entre Sallent de Gállego y el Balneario de Panticosa.
En efecto, llegamos a tierras oscenses con la idea de hacer a nuestro aire (es decir, al revés y en dos o tres días) la etapa 12 del GR11, concretamente la etapa que discurre entre Sallent de Gállego y el Balneario de Panticosa.
Teníamos previsto un primer día de aproximación, para salvar los 600 m. de desnivel que separan Baños de Panticosa del
refugio de Bachimaña, ubicado al lado del ibón inferior de Bachimaña.
Elegimos subir por la ruta tradicional, dejando para otra ocasión el denominado camino de los machos (¿cabrios?). La primera parte del camino, a pesar de las miniferratas y de sus bonitas cascadas, no nos sorprendió mucho, ya que la habíamos recorrido tan solo hacía un par de meses.
Además, el peso de las mochilas no invitaba a interrumpir la marcha para disfrutar de las cascadas sobre el río Caldarés, aunque al final, no pudimos resistirnos a la tentación de fotografiarnos junto a una de ellas…
Elegimos subir por la ruta tradicional, dejando para otra ocasión el denominado camino de los machos (¿cabrios?). La primera parte del camino, a pesar de las miniferratas y de sus bonitas cascadas, no nos sorprendió mucho, ya que la habíamos recorrido tan solo hacía un par de meses.
Además, el peso de las mochilas no invitaba a interrumpir la marcha para disfrutar de las cascadas sobre el río Caldarés, aunque al final, no pudimos resistirnos a la tentación de fotografiarnos junto a una de ellas…
A pesar de haber salido relativamente temprano, el sol ya pegaba fuerte… Habían anunciado
temperaturas cercanas a los 40 grados, y queríamos llegar al refugio a una hora
prudencial que nos permitiera descansar y dar un paseo vespertino alrededor de los ibones de Bachimaña y Bramatuero.
Cuando la prisa no aprieta, además de disfrutar del paisaje, te da tiempo
para reparar en la imagen de un regato, en la estampa que ofrecen los
rododendros recién florecidos…
Tras una hora de tranquila caminata nos plantamos ante la cascada del Fraile y empezamos a subir la empinada cuesta que lleva su mismo nombre.
Una vez superada la pendiente pudimos ver la silueta del refugio… A partir de ese momento las penas desaparecen y la imagen de una cerveza con un bokata de jamón ibérico invade la mente.
Tras una hora de tranquila caminata nos plantamos ante la cascada del Fraile y empezamos a subir la empinada cuesta que lleva su mismo nombre.
Una vez superada la pendiente pudimos ver la silueta del refugio… A partir de ese momento las penas desaparecen y la imagen de una cerveza con un bokata de jamón ibérico invade la mente.
Llegamos al refugio tras caminar durante 2:40 horas y haber superado un
desnivel de unos 568 metros… Una vez allí, nos registramos y procedimos a
disfrutar del entorno mientras dábamos buena cuenta de un merecido almuerzo.
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