Muchas veces me han contado los padres de Eduardo cómo hordas de hurdanos (o mejor, jurdanos) iban a Morasverdes y dormían en el salón de baile que el “tío Carlos” les dejaba... Hemos alquilado un bungalow en el Camping del Pino, en Pinofranqueado, junto a la espectacular piscina natural del pueblo.
Los jurdanos están recolectando cereza aprovechando las primeras horas de la mañana, antes de que la calor los atrape. Algunos árboles están totalmente teñidos de rojo, apenas si tienen hojas pero sí kilos y kilos de fruta.
Dejamos otro cruce de una pista a la izquierda que lleva al embalse de Los Ángeles y un poco más adelante otro camino que indica hacia la gran cascada y el convento de Los Ángeles… Sin duda un lugar muy recomendable que dejamos para otra ocasión. Seguimos ascendiendo hasta Ovejuela haciendo un desnivel de unos 440 m.
Una vez en el pueblo, y atravesando la plaza, subimos por una calle muy empinada y estrecha hacia la cascada de Chorrituelo. Los indicadores, muy caseros, hechos en papel plastificado, cumplen su función perfectamente, que es de lo que se trata.
Pasamos por la piscina natural de Ovejuela, que como en todos los demás pueblos invita a darse un chapuzón ahora que comienza a calentar. Pero preferimos dejar el chapuzón para un poco más tarde.
El camino a la chorrera o cascada de Chorrituelo tiene algunas zonas en las que debemos bajarnos de la
bici, pero no es un camino largo. Transcurre al lado del río más o menos un kilómetro y al final nos encontramos con una espectacular chorrera que se zambulle en una poza digna de cualquier foto paradisíaca.
Ahora sí que toca darse un baño en la pocita mientras escuchamos de fondo el concierto
ofrecido por el famoso Coro de Ranas de Ovejuela. Tras el baño, una rica naranja y a deshacer el camino recorrido, que ahora es cuesta abajo.
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