viernes, 24 de junio de 2016

Las Hurdes | Tierra sin pan

Como ya se ha dicho en otro post anterior, el cineasta español Luis Buñuel, recorrió estos pueblos y otros de la comarca de Las Hurdes en 1932 para rodar Tierra sin pan, un documental que reflejaba la situación de estos pueblos y sus habitantes en aquella época, una situación de pobreza y subdesarrollo que se refleja en el título de éste ya que no conocían el pan. Hoy recorremos algunos de los parajes que describe en su documental.
Desde Nuñomoral, y subiendo para no desacostumbrar los músculos, salimos por la carretera hacia el primer pueblo que nos encontraremos muy cerca, Cerezal. A nuestra derecha, al fondo del valle discurre el río Malvedillo. Según subimos, de vez en cuando asoma algún meandro al otro lado de la carretera. A cada pedalada pienso "¡Qué bien, todo cuesta arriba! La vuelta será maravillosa". Entre el calor y las etapas anteriores tengo la sensación de que el sillín se está fundiendo con mi pubis y ya es todo uno.
Llegamos a Martilandrán, ¡menudo nombre!. No creo que nadie lo lea o lo diga bien a la primera, parece un trabalenguas. Como el resto de los pueblos, colgado en la rivera, y al fondo el río, entre rocas cobrizas, que pensamos que eran roca volcánica ya que estamos cerca del volcán de El Gasco...
Pero no, el volcán de El Gasco se llama así por el cráter producido por la caída de un meteorito, no por actividad volcánica. Esta zona está declarada Lugar de Interés Científico desde 2003, solicitado por diversos organismos y asociaciones, como la Sociedad Geológica de España, la Sociedad Española para la Defensa del patrimonio Geológico y Minero y el Laboratorio de Geología Planetaria del Centro de Astrobiología y el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos de España y la Asociación Geológica de Extremadura.
Fragosa es uno de los pueblos que aún se puede reconocer en el documental de Luis Buñuel. Casas con tejados de piedra, pequeñas, sin ventanas y todas amontonadas en la parte baja.
El Gasco, último pueblo de esta carretera, cuenta con algunos bares, un asador, alguna tienda de artesanía. Entre las estrechas callejuelas es difícil adivinar cual de ellas te puede llevar al chiringuito que se divisa al otro lado del río. Tras una refrigerio,volvemos a nuestro punto de partida, eso sí, ahora cuesta abajo. 


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Las Hurdes | La Pesga

Para nuestro segundo día jurdano preparamos una circular "cerezolivarera" que desde Pinofranqueado va a recorrer las localidades de Casar de Palomero, La Pesga, Cambrocino y Caminomorisco. Si algo está ya de sobra comprobado es que en esta comarca, salgas hacia donde salgas, siempre es cuesta arriba. A estas horas de la mañana con el desayuno todavía en el gaznate, calentamos piernas en dirección Casar de Palomero, pasando por Azabal.
Los pueblos de la zona suelen estar a las faldas de una montaña y sus casas a veces están construidas en la ladera como si fuesen baldas, uno, dos, tres y hasta cuatro pisos de casa con dos entradas, una por arriba (acceso al último piso) y otra por debajo. Pasado Azabal enseguida llegamos a un cruce que indica a la derecha a Casar de Palomero, a la izquierda a Caminomorisco. Nosotros seguimos de frente por una carretera agraria que nos llevará igualmente a Casar de Palomero, pero disfrutando de los campos de olivos y cerezos.
En las lindes, la jara y otras aromáticas viajan por la pituitaria hasta la última neurona. No sé si el resto de los mortales disfrutan tanto con ciertos olores como lo hago yo, pero creo que pagaría por el bienestar que me aportan.
Llegamos a Casar de Palomero por la zona baja de la ladera y lo cruzamos por la avenida de los Angeles y la calle Corderos. Seguimos de frente hasta encontrar a la izquierda el indicador hacia Rivera Oveja.
La carretera es también tranquila. Tras parar un rato para contemplar un bonito molino llegamos a Rivera Oveja y seguimos hacia La Pesga. El río de los Ángeles pasea a nuestra izquierda cada vez más corpulento. Estamos llegando a los embalses de Gabriel y Galán. Una vez en la Pesga, paradita para recuperar azúcares en un bar del pueblo.
Bajamos hacia el río y cruzamos el puente. Aquí empieza el sufrimiento, al menos para mí. Otros se crecen con el calor, yo me derrito (como los bombones al sol).
Antes de llegar al cruce que nos llevaría a Cambroncino (ojo, la ‘m’ es importante), paramos en una sombra para hidratarnos por fuera y por dentro y tomar un poco de glucosa antes de que ataque la pájara. Tomamos el cruce hacia la izquierda, y seguimos subiendo. Aquí todos los pueblos están en alto. Pasamos al lado de la piscina natural de Cambroncino, una de las más pequeñas que he visto por la zona.
Bajamos y volvemos a subir hasta llegar a Caminomorisco donde cambiamos la glucosa por un bocata de jamón que resucitaría a muertos. ¡Qué rico sabe todo después de hacer ejercicio! Ya no queda nada, pasamos por otro pueblito, Mesegal, que está prácticamente en Pinofranqueado. ¡Por fin de nuevo en el camping! Es hora de comer, después de 42 km de sube y baja, creo que nos merecemos un buen menú.

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jueves, 23 de junio de 2016

Las Hurdes | Chorrituero de Ovejuela

Llegamos a Las Hurdes, comarca que aunque conocemos un poco debido a la cercanía del pueblo natal de Eduardo, no habíamos bicicleteado en profundidad. Hemos recuperado de youtube la serie Las Hurdes desde el aire 1ª parte y 2ª parte. También hemos visionado el impactante (y exagerado) documental de Luis Buñuel, Tierra sin pan (1932) y nos dedicamos recorrer los parajes que en el mismo se describen. 
Muchas veces me han contado los padres de Eduardo cómo hordas de hurdanos (o mejor, jurdanos) iban a Morasverdes y dormían en el salón de baile que el “tío Carlos” les dejaba... Hemos alquilado un bungalow en el Camping del Pino, en Pinofranqueado, junto a la espectacular piscina natural del pueblo.
Nuestro primer objetivo es la cascada de Chorrituelo, en Ovejuela. Salimos del camping de Pinofranqueado, tomando a la izquierda en dirección al puente sobre el río de Los Ángeles. Dejamos el puente a la derecha y viramos hacia la izquierda de nuevo, dirección Coria.
Los jurdanos están recolectando cereza aprovechando las primeras horas de la mañana, antes de que la calor los atrape. Algunos árboles están totalmente teñidos de rojo, apenas si tienen hojas pero sí kilos y kilos de fruta.
A unos 3 kilómetros a la derecha encontramos el cruce para Ovejuela. Hasta ahora la carretera tira hacia arriba apenas sin descanso. Para empezar a quitarnos las legañas no está mal. Piano, piano y con el ritmo propio de ciclistas cincuentones, vamos ascendiendo por el puerto, curva a un lado, curva al otro. 
Dejamos otro cruce de una pista a la izquierda que lleva al embalse de Los Ángeles y un poco más adelante otro camino que indica hacia la gran cascada y el convento de Los Ángeles… Sin duda un lugar muy recomendable que dejamos para otra ocasión. Seguimos ascendiendo  hasta Ovejuela haciendo un desnivel de unos 440 m.
Una vez en el pueblo, y atravesando la plaza, subimos por una calle muy empinada y estrecha hacia la cascada de Chorrituelo. Los indicadores, muy caseros, hechos en papel plastificado, cumplen su función perfectamente, que es de lo que se trata. 
Pasamos por la piscina natural de Ovejuela, que como en todos los demás pueblos invita a darse un chapuzón ahora que comienza a calentar. Pero preferimos dejar el chapuzón para un poco más tarde.

El camino a la chorrera o cascada de Chorrituelo tiene algunas zonas en las que debemos bajarnos de la bici, pero no es un camino largo. Transcurre al lado del río más o menos un kilómetro y al final nos encontramos con una espectacular chorrera que se zambulle en una poza digna de cualquier foto paradisíaca. 
Ahora sí que toca darse un baño en la pocita mientras escuchamos de fondo el concierto ofrecido por el famoso Coro de Ranas de Ovejuela. Tras el baño, una rica naranja y a deshacer el camino recorrido, que ahora es cuesta abajo.




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