domingo, 4 de marzo de 2018

Peña Orduña

Por fin llegó el día de volverse a poner las botas de monte después de un largo periodo de descanso. No hemos madrugado pero los días ya no son tan cortos y las mediodías son muy aprovechables. ¡Basta de excusas para salir a desempolvar las piernas!
Nos dirigimos a Orduña por el puerto de la Barrerilla. Una vez en Orduña cogemos dirección a Burgos y subimos el puerto que nos llevará a lo alto de los farallones. Al llegar a la parte más alta, a la derecha sale un camino que lleva a un parking donde dejamos el coche.
Desde el parking, tomamos la pisa que parte de éste, la llamada “Senda Pozalagua”. La pista de gravilla gorda. A los lados pinos y praderas. De vez en cuando dejamos la pista y nos acercamos a la derecha a la valla protectora que rodea los cortes. El terreno esta lleno de toperas.
En una de estas salidas de pista divisamos una roca de formas que sugieren una cabeza, es la llamado Pico del Fraile o “Praile buru” en euskera que quiere decir cabeza de fraile. Cuando llegamos cerca del pico, hay un paso que traspasa la valla de protección y se divisa una senda estrecha que desciende posiblemente hasta el pueblo de Tertanga. Este puede ser un nuevo reto para otra ocasión.Salimos a la pista de nuevo y en este punto pasamos a seguir la “senda de la Dehesa del Agua”, enfrente las antenas de Peña Orduña y la Virgen de Orduña. Ha sido una gran sorpresa ver la construcción de la Virgen, ya que tiene una edificación baja y sobre esta se alza un árbol con sus ramas que abrazan a la Virgen. Sin duda ha sido la sorpresa del día. No sé si desde abajo podría adivinar que dicha construcción es una Virgen, siempre pensé que era algún tipo de antena o depósito. En la peña los buitres planean majestuosos, el sol tiñe sus plumas de dorado y es un espectáculo contemplarlos.
Seguimos con los cortes a la derecha al lado de la valla y subimos hacia la siguiente cumbre, Solaere. En su base hay una especie de lobera o grieta que quizá se utilizara para guardar el   ganado. Además colgada de la montaña se puede ver una construcción verde que no hemos sabido de que se trata. Una estela funeraria preside la puerta que lleva a la construcción. Enseguida llegamos a la cima donde vemos el buzón y sacamos algunas fotografías que no deberíamos publicar.
Aunque sopla el viento frio, a esta altura incluso hay algún nevero, el día esta soleado y es un placer seguir caminando hasta la siguiente cima. En quince minutos llegamos al Solaiere. Aquí acaba nuestro paseo de hoy. La vuelta por el mismo camino con un descansito para comer el bocadillo.

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