domingo, 8 de mayo de 2016

Mugarra desde Mañaria


Hoy las piernas no quieren seguir a la cabeza. La mochila va ligera pero el cielo plomizo parece pesar como nunca. 
Desde Mañaria, sin dar tiempo siquiera a calentar  un poquito los músculos, sale una pista empinada y asfaltada que nos llevará hasta unos caseríos bastante apartados de la población. En este punto se acaba la pista asfaltada y seguimos por una de gravilla. 
Las piernas siguen enfadadas tirando hacia atrás y todavía la pista sigue subiendo sin descanso alguno hacia el collado. Las ráfagas de viento cada vez son más fuertes y en el collado nos zarandean de un lado a otro. 
No sé cómo los postes de las indicaciones que encontramos en el collado se mantienen en pie. Al virar a la derecha hacia la cima del Mugarra, nos abrigamos y seguimos subiendo por la ladera luchando con el viento, hasta llegar a un terreno más rocoso. 
La mole de piedra nos protege ahora del viento. Las piernas se han cansado de protestar y parece que ya no sienten. Llegamos a un hayedo y vamos trepando por un sendero rocoso. 
Tras 900 m. de desnivel acumulado encontramos la cima. Desde allí, Durango, Amorebieta, Urdaibai y a lo lejos Bilbao, se dejan ver a pesar del gris del cielo. Recuperamos fuerzas con una triste manzana que nos sabe a gloria y comenzamos a bajar. 
Pronto las piernas vuelven a protestar, ¡con lo a gusto que hubieran estado hoy sentaditas en la silla de una terraza! Sin embargo, las neuronas bajan más relajadas que nunca.




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